Esto se me ha ocurrido hablando de una noticia más o menos reciente, tiene su tiempo ya y está como muerta en los telediarios, pero sigue el protagonista de esta sigue vivo.
Comestibles El Curioso
Era una calurosa mañana veraniega, no hacía ni pizca de viento y el sol hacía rato que había salido. Y no solo el sol, ya que por la ausencia de ruidos deduje que estaba solo. Así que salté de la cápsula de sueño y una rápida ducha recién condensada. Realmente no tenía prisa, pero tenía que aprovechar que la casa era mía hasta que llegasen los demás.
—¿Primera comida? Naaah, llamo a la gente y ya comemos algo.
—Zzz
La sala de comunicación me recibió con los brazos abiertos, ambos felices la una del otro, ya que apenas se usaba si no era por mí. Llamé a Ygarg, Pletz, Despeus, Yakal, Gurb, Halo, así como a sus parejas. ¡Hay sitio para todos!, les dije. Y vaya que lo había, la casa la formaban seis módulos, gracias al desarrollo de la máquina de condensación de agua que hizo el Primer Familiar.
Antes de que llegasen preparé todo lo necesario: vasos, platos, la mesa frente a la pantalla visual, los dispositivos de juego virtual y la holomúsica. Sería un buen día, pero mi estómago rugía con hambre, recién despierto.
—¡Irresponsable! Normal que te digan que estás delgado... ¡Come algo!
—Calla, calla. Ahora pedimos comida. ¿O quieres que queme el módulo de comida?
—¡Bah! Y vístete, que se te olvidó.-Ups.
Corrí a hacerlo y me puse unos pantalones de piel de wanza así como las cubregarras en los pies. Justo entonces sonó el timbre y salí a la velocidad de la luz hacia la puerta. Saludé con abrazos a cada uno de los recién llegados y luego se acomodaron donde estaba todo listo. Faltaba Halo, que llegó al poco acompañado del MER-2, el cual transportaba las bebidas congeladas. Le recibieron con vítores mientras encendían la pantalla y se disponían a cazar wanzas y pargues pero no me fijé mucho del escenario que escogieron, ya que estaba ocupado repartiendo y descongelando las bebidas.
—Comida... Mi masajeador intestinal por algo de comida...
—Calla, Pletz llamó a "Comestibles el Curioso", ya llegará.
Los demás estómagos se reían con nuestros debates, o compartían comentarios mientras nosotros jugábamos. La algarabía de sus voces graves y las nuestras chillonas era todo un espectáculo, ¿pero qué mejor que pasar unas horas en compañía de tus mejores amigos?
Pronto volvieron a llamar al timbre y, al grito de "¡comida!" de Alien, que ese era su nombre, abrí al robot. Este había aparecido muchos años atrás, venido del cielo como el MER-2, pero como parecía estropeado -solo iba de un lado para otro tomando fotos, por eso le llamamos "El Curioso"- lo reciclamos y lo mejoramos: robot a imagen y semejanza nuestra con un arsenal de comestibles a domicilio. Nunca supimos quién nos mandaba esos robots estropeados, pero mientras les dejásemos libertad y seguir tomando fotos, seguían funcionando. Era tan sencillo... Les poníamos una pantalla visual adherida a su cuerpo mostrando imágenes del Páramo y era suficiente. El primero que llegó se estropeó al llevarlo directamente a nuestros módulos de investigación, así que lo reiniciaron y rediseñaron.
—Comida daeliciosa. Comida, bebida, caza deportiva virtual y amigos. ¿Qué más se puede pedir?
—¿Que nos echen un robot de estos más a menudo?
—¡Eso! Uno que no se estropee al echarnos fotos, ¡ni que fuéramos feos humanos!
FIN
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El Curiosity
Y el MER-2