martes, 15 de febrero de 2011

Como dijo Montaigne, "La principal ocupación de mi vida consiste en pasarla lo mejor posible"

¡Carpe diem!
Aprovecha cada segundo, cada minuto,
cada hora, cada suspiro de tu vida
como si fuese el último,
pues la vida es corta, a veces demasiado.
No intentes adivinar los designios de Láquesis
sino que acepta lo que te venga
y si problemas son, enfrentate a ellos,
sabiendo que siempre saldrá el sol tras la tempestad.
No sabes cuándo Átropos vendrá con sus detestables tijeras,
pero no temas y vive hasta ese momento
mas sin abusar, pues así abandonarías tu humanidad.

Elogio de la lectura

Como comienzo adecuado del blog...

Para empezar este blog en el que pondré o bien ensayos o bien relatos cortos, o bien algo de poesía, me veo en la obligación de elogiar primeramente a la lectura.

Me encanta leer. Esto de por sí es un elogio, pero el elogio será mayor si explico el por qué. ¿Por qué? Porque es como tener otra vida paralela a la mía, es como vivir varias veces. Además, al vivir esa otra vida, la recreo toda ella en lo posible en mi mente: veo mi cuarto como la torre del homenaje de alguna fortaleza sitiada, como el camarote de algún trirreme griego de la flota de Alejandro Magno, como la tienda de campaña de algún soldado romano en plena Segunda Guerra Púnica. Yo navego por la la lectura, galopo a lomos de un semental árabe, vuelo a lomos de un dragón negro, y esto último es extraño pues tengo un vértigo terrible. La lectura da alas a mi imaginación, para esto no hace falta un redbull. Yo devoro libros, es una forma de decirlo. Leo un libro una y otra vez, de tal forma que mi pequeña biblioteca de mi cuarto me la sé de memoria, y si no, que suba Modesto y me lleve. No leo por llegar al final, si no por disfrutar lo narrado, saborearlo. Un libro es como la vida en este sentido, pues la vida, por larga o corta que sea, siempre tiene un final, por eso hay que disfrutar la vida al máximo en lo posible, y ¿qué mejor que vivir dos o más veces con un libro en mano?

        Pero a la hora de leer, también aprendo valores como el respeto, la tolerancia, la lealtad, la honestidad, la responsabilidad, la paciencia, la gratitud... entre otras, como el odio irracional a orcos y goblins... y a no cometer los mismos errores que se  cometieron en el pasado y desencadenaron grandes catástrofes.

        Yo leo, principalmente, novelas largas ambientadas sobretodo en una Edad Media fantástica, pero también me gustan las que tratan hechos históricos y fidedignos, como campañas bélicas famosas, o biografías de personajes históricos, como Napoleón.

        Además, con la lectura se adquiere un vocabulario formidable, que te puede ayudar a leer otras cosas, y a entenderlas. Hay muchos tipos de lectura, además de novelas; como tratados políticos, económicos, recetas de cocina, periódicos, revistas especializadas, etc; y en ocasiones es necesario un vocabulario técnico para leerlos. En ocasiones, los políticos aparecen en televisión dando mitines y depende de nuestro vocabulario para entenderles y no caer en la ignorancia. Esto lo han sabido ciertos personajes históricos y lo han usado en su favor y en contra del pueblo. Por ejemplo, en el año 1491 en Florencia, se inició una quema de vanidades donde los ciudadanos quemaban objetos de lujo, pero sobretodo libros y obras de arte, libros considerados licenciosos, entre ellos ejemplares de Boccaccio. El iniciador de esto fue un religioso italiano llamado Giovano Savonarola. Otro personaje hacedor de tales hechos, no, personaje no, institución: la Iglesia. La Iglesia tuvo un libro titulado "Index librorum prohibitorum", es decir, "índice de libros prohibidos". En ese índice hay obras de autores tales como Erasmo de Rotterdam, Descartes, Boccaccio, Hume, Hobbes, entre otros; y obras como Lazarillo de Tormes, Madame Bovary, entre otras. También, el régimen nazi adoptó la idea de quema de libros motivada por objeciones morales, políticas o religiosas. Mucho peor fue la perdida de toda una cultura en México, con la llegada de los conquistadores: la cultura maya, recogida en sus escritos fue reducida a cenizas por ser "pagana". Hechos como estos ha habido cientos a lo largo de nuestra historia, pero lo que los hacedores de esta infame estupidez no sabían que estaban ¡elogiando a la lectura! Si yo destruyo algo porque temo que sea usado contra mí, estoy elogiando ese algo, aunque de forma indirecta. Por eso he expuesto esto. 

        La lectura nos forma como personas que vivirán en sociedad y se adaptarán a ella (quién sabe, quizás alguien de la clase crea un imperio...) mirando siempre al pasado, intentando no cometer los errores históricos y mejorar nuestras vidas, eso sí, la vida de los libros no sale de los libros, cada uno tiene que vivir su propia vida, no la de su personaje favorito, y luego, en sus ratos libres o en alguna asignatura aburrida, echar un vistazo a esa otra vida.

        También, hasta hace muy pocos años, la lectura era un lujo vedado a la inmensa mayoría de los individuos, excepto a las altas clases de la sociedad. En la Edad Antigua, en Roma y Grecia, siendo de ciudad se podía acceder a la lectura, más tarde, en la Edad Media esto cambió, pues solo el clero tenía el conocimiento de leer y escribir, estando vedado al pueblo llano, y ausente en la nobleza. Había reyes incluso que no sabían leer más allá de sus nombres. Hace unos pocos años era un lujo de acceso medio, quien podía se lo permitía y quien no, no. Hoy día hay libros en cualquier parte, de todo tipo. Tenemos bibliotecas para hacer uso gratuito y libre de ellos, y la literatura va avanzando, ergo, aprovechémosla ya que podemos, pues puede llegar el día en que suceda que un tirano se imponga en el poder y arrase con nuestros objetos de lectura. Pero como hoy no es ese día, ¡leamos!, y escribamos, pues para escribir hay que leer.

        Finalizo diciendo, o escribiendo, que me voy siempre a la cama leyendo, es más, si no leo duermo regular, pues siento que me falta algo, como cuando salgo de casa al instituto en zapatillas <<Me falta algo...>>.  No sé si es malo que leer se haya convertido en algo monótono, pero disfruto leyendo.

—Hecho esto, puedo dar rienda suelta al blog.